Barcelona Games World ’16

Tras tímidos intentos de establecer un salón de videojuegos digno en Barcelona –incluyendo un desastre en La Farga hace mil años, e interesantes experimentos en las Arenas, el Gamelab, hace no tantos- finalmente parece que la campana sonó con la promoción conjunta de la Fira y AEVI, lo más cerca del E3 que hemos vivido en la Ciudad Condal. Ciertamente abundaron expositores cargados de consolas y ordenadores para degustar juegos al caer o en proceso de comercialización: Mafia III (cuya presentación en una caseja incluía mesitas de bar y un tráiler pesadejo; una bonita recreación de New Orleans en los sesenta que adorna el enésimo clon GTA), Gears of War 4 (clásico combate por equipos animoso y redundante), Titanfall 2 (más multiplayer guasón con ganchos y exoesqueletos colosales), Battlefield 1 (horrible nombre que incluye multitudinarias y entretenidas batallas donde la primera guerra mundial se estiliza/radicaliza), Fifa 17 (una nueva ocurrencia de EA, simulador de partidos de fútbol, que quizás pueda tener algo de futuro), nintendadas varias, la Próxima Gran Revolución de las gafas de realidad virtual, etc. Aunque desde luego se les quedaron un poco grandes los pabellones de la Fira, rellenados con demasiadas “arenas” competitivas y stands de merchandising un tanto reiterativos o directamente fuera de lugar.

Otro tipo de contenidos, como la presencia de diseñadores nacionales, universidades sacadineros, chicas vestidas de Elizabeth de Bioshock y showmen verbosos que planteaban a los visitantes preguntas como «¿Dónde está la sede europea de Sony?» o «¿A cuánto le mide a John Carmack?», se adecuaron mejor, aunque indudablemente el gran error fue incluir Retrobarcelona dentro del evento. Lo que fuera un frecuentado mercadillo y showcase de sistemas antiguos de fácil acceso ha sido consumido por el coloso; lo cual dificulta el acceso a gente que quiere mercadear pero no pagar quince pavos para ello (un precio incluso más insultante que la Fira del Disc). Y evidentemente, el público retro puede quizás solaparse con el público gamer, aunque a juzgar por los comentarios que se escuchaban en la zona expo principal, de fascinación, por ejemplo, hacia Oculus Rift, queda bastante claro que esa es una franja relativamente reducida. Sin embargo; fuimos, tiramos monedas virtuales, jugamos, nos empalmamos de nostalgia, sonreímos levemente ante algunos precios, y escuchamos alguna charla junto a dos o tres otras personas.

2Aburrimiento de cinemática pre-juego.

 

3Reflujo de escena ochentera.

 

4Un eternamente feliz Ratchet ligando con fans.

 

5Tanqueta real alquilada del Imperial War Museum.

 

6Gafas de sol, lo que todo fan de los videojuegos necesita.

 

7Mascota cuya expresión facial indica que ha sido excretada.

 

8Entusiasmado público presencia semis de [inserte juego]

 

9Chino se flipa imaginando un ataque de dragón a la Sagrada Familia.

 

10Arquetípico diálogo estratégico, prólogo al combate.

 

11¿Todavía sigue por ahí the Undertaker?

 

12Link paternal viste a su hijo de Pikachu.

 

13Abarrotado fiestuqui con el DJ de los 40 principales, la emisora predilecta de los gamers.

 

14Colas para constatar la inmortalidad de Mario.

 

15Jugar al Arkanoid como Dios Manda: o cómo correrse moviendo ligeramente los dedos.

 

16El otro gran culpable del crash de Atari, el malogrado puerto de Pacman para el 2600.

 

17120 pavos es lo que deberían pagarte por pasarte el Ghosts ‘n Goblins de una sentada.

 

Textos y fotos: Xavier Gaillard

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