Eesti kunst

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¿Qué sabemos de Estonia? Se cuenta que es el más particular de los países bálticos. El que más se resistió a la influencia soviética. Cuentan que, incluso hoy día, si te pierdes en coche por las calles de Tallinn, más te vale no pedir direcciones en ruso, o te enviarán hacia la dirección equivocada. Orgullosos, mantuvieron la identidad de su nación, quizás gracias a la ayuda moral de los finlandeses, que aún y su desvinculación fronteril tras la Guerra de Invierno y la posterior ocupación rusa, continuaron siendo sus hermanos mayores, sus compadres ugrofineses. Cuentan, también, que les encantan los penes. ¡Especialmente si están tejidos en un suéter!

Esta bella pieza de indumentaria, junto a otras similarmente obtusas (en otro suéter distinguimos una felación y en un tercero el confuso grito de “Hair Sucks!”) son algunas de las obras que se exponen en el espacio NauArt,  donde, bajo el título de The Hypnotist Collector, media docena de artistas estonios presentan sus creaciones. Encontramos una pintoresca alineación de tetrabriks de leche pintados, formando una espasmódica curva a lo largo del suelo y la pared, causando un mestizaje entre lo cotidiano y lo psicodélico. Un módem que cada minuto va emitiendo señales wi-fi que van configurando los versos de un poema de Eduard Escoffet (alrededor del cual se arrejuntan los visitantes, mirando sus teléfonos embobados). Una colección de pequeños óleos que ilustran búsquedas de imagen de Google (transexuales, un alien Roswell, celebrities y cosas tan aleatorias como sorprendentes). Un corto donde una doctoranda se enfrenta al significado del patriotismo y de las celebraciones nacionales – un tema, admitámoslo, fundamental ya que, cómo hemos mencionado, de forma muy argumentada (¡con citas y todo!), Estonia cuenta con una identidad propia históricamente marcada – y con unas celebraciones nacionales, el día de la victoria (23 de junio, la batalla de Võnnu, 1919, determinante en la guerra de independencia de Estonia) y el día de la declaración de la independencia (24 de febrero, 1918) muy arraigadas en la población. Las preguntas son: ¿hasta qué punto debemos asistir con la mente crítica a un desfile nacionalista? ¿Hasta qué punto el nacionalismo aún es vigente más allá de la emoción? Y, particularmente en el caso de la difusa Europa del Este, ¿cómo pueden solaparse y compartirse nacionalismos distintos en un mismo territorio?

Esta breve y concisa muestra, donde también podemos ojear copias de la revista Estonian Art, contará con una réplica en Tallinn, donde acudirán un puñado de artistas contemporáneos españoles con sus creaciones, trazando así una diagonal entre el norte y el sur (el este y el oeste) de la vieja Europa.

Para más información: http://www.nauart.com/2014/05/14/arte-contemporaneo-estonio-hypnotist-collector-junio/

 

Texto: Xavier Gaillard

Fotos: Ismael Llopis

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